El Garrote del Santo
25/04/2022
Dadle al Santo un buen pan que llevar bajo el brazo y ofrecer a las madrileñas y madrileños un buen pan con el que celebrar San Isidro y acompañar las muchas especialidades gastronómicas de este día de fiesta.
Esa fue la iniciativa de hace unos años de un grupo de pequeñas panaderías artesanas de la capital, como El horno de Babette. De este proyecto nació El Garrote del Santo, una barra crujiente y deliciosa, con higos y ajonjolí, para compartir en la pradera del Manzanares en la festividad del 15 de mayo y que los madrileños acogieron con entusiasmo.
El formato de barra/garrote ha sido escogido así porque es fácil de compartir y llevar de picnic. Además, recuerda al azadón con el que el Santo aparece en tantas imágenes. El Garrote lleva una bonita cobertura de salvado, en homenaje al trigo y el oficio de San Isidro, labrador. Con el higo y el ajonjolí, estos panaderos madrileños conmemoran la riqueza histórica de la ciudad y su pasado mozárabe. Para intensificar los sabores clásicos castizos, el higo puede ir macerado en vino o en anís, siempre de la ciudad.
Barra elaborada con harina de trigo, agua de Madrid, masa madre exclusivamente como agente levador, higos macerados en vino o anís de Madrid, y sal, con cobertura de salvado. Entre 70-80 centímetros de longitud y curvada en forma de garrote en uno de los extremos. Fermentación mínima de 18 horas.
Esa fue la iniciativa de hace unos años de un grupo de pequeñas panaderías artesanas de la capital, como El horno de Babette. De este proyecto nació El Garrote del Santo, una barra crujiente y deliciosa, con higos y ajonjolí, para compartir en la pradera del Manzanares en la festividad del 15 de mayo y que los madrileños acogieron con entusiasmo.
El formato de barra/garrote ha sido escogido así porque es fácil de compartir y llevar de picnic. Además, recuerda al azadón con el que el Santo aparece en tantas imágenes. El Garrote lleva una bonita cobertura de salvado, en homenaje al trigo y el oficio de San Isidro, labrador. Con el higo y el ajonjolí, estos panaderos madrileños conmemoran la riqueza histórica de la ciudad y su pasado mozárabe. Para intensificar los sabores clásicos castizos, el higo puede ir macerado en vino o en anís, siempre de la ciudad.
Barra elaborada con harina de trigo, agua de Madrid, masa madre exclusivamente como agente levador, higos macerados en vino o anís de Madrid, y sal, con cobertura de salvado. Entre 70-80 centímetros de longitud y curvada en forma de garrote en uno de los extremos. Fermentación mínima de 18 horas.